Bombshell Betty: del olvido a batir records
La del Bombshell Betty es la historia de un auto destinado a ser el hogar de gallinas y otros animales de una granja de Arizona, Estados Unidos, hasta que lo descubrió un artista que decidió revivirlo. Hoy, es una escultura sobre ruedas que, además, bate récords de velocidad.
Jeff Brock es un escultor estadounidense que, evidentemente, es muy creativo y arriesgado. Gracias a su inquietud un viejo y abandonado Buick Super Riviera dejó de ser el hogar de gallinas y otros animales de una granja de Arizona, Estados Unidos, para transformarse en una obra de arte sobre ruedas.
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Brock lo compró y se lo llevó a Michigan donde lo convirtió en una especial pieza de colección: además de sus pretensiones artísticas el Bombshell Betty (tal su nuevo nombre) se utilizó para batir récords de velocidad.
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Efectivamente, en 2009, en las salinas de Bonneville, alcanzó una velocidad máxima de 210,55 km/h. También participó en 2010, 2012 y 2013, marcando el récord en la categoría XO-GCC (reservada para vehículos cupé anteriores a 1960, con motor de pistones en disposición lineal con válvulas en la culata y un árbol de levas) con 266,71 km/h.
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Bombshell Betty, cambio total
Como es de esperar, del Buick Super Riviera original no queda nada, apenas una carrocería que insinúa cierto parecido con aquel. Ahora, el casco reforzado, deja la chapa a la vista, completamente pulida y con remaches.
La trompa está carenada (parece una locomotora), así como los paso de rueda delanteros y parte de los traseros. Además, los escapes han sido dirigido hacia los paneles laterales, y se ha instalado una admisión personalizada para que el motor de ocho cilindros en línea y 5,2 litros de desplazamiento (cuya potencia no fue declarada) pueda respirar mejor.
También se redujo la altura del techo, unos 20 centímetros. Otro golpe estético se ve en las ópticas: fueron anuladas, y se instaló en su lugar las carcasas de los faros delanteros de un Chevrolet de los años 30. Los bajos del coche fueron completamente carenados con el objetivo de mejorar el flujo aerodinámico. El interior ofrece solo lo necesario para la conducción.
Bombshell Betty es fruto de la imaginación del artista Jeff Brock quien rescató un Buick Super Riviera que estaba abandonado en una granja. Una obra de arte sobre ruedas que, además, batió el récord de velocidad para modelos de su tipo. Será subastado en Estados Unidos.
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