Bob Dylan y su devoción por los autos y las motos
Bob Dylan ha encontrado en los autos y las motos, no solo una fuente de inspiración para sus letras si no también cierta devoción. En su garage coincidieron dos Mustang, una Harley Davidson y una Triumph. La historia de su accidente en moto y el hallazgo en una canción que analiza la fabricación de un Chevrolet en Argentina.
Sara Danius, secretaria general de la Academia Sueca, validó con este argumento el premio Nobel de Literatura 2016 otorgado a Bob Dylan: «Haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana». El veterano poeta reivindicativo y estrella del rock, ícono de la cultura popular es el primer músico que recibe el galardón de literatura por el poder de sus letras. Del cantante y compositor nacido con la identidad de Robert Allen Zimmerman el 24 de mayo de 1941 en la localidad de Duluth, Minnesota, Estados Unidos, se le reconoce su invaluable aporte a la música. Pero poco se sabe de una pasión oculta: el motor.
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Bob Dylan: entre Mustang y Harley
Su devoción por los autos y las motos la mamó desde su adolescencia. Su biografía más íntima discute si fue un auto o una moto su primer vehículo. A finales de la década del cincuenta compró un Ford descapotable del ’54. En esa época tuvo una Harley Davidson Knucklehead negra del 45 que terminó por vender poco después. Tiempos de una filosofía de cuero y cigarrillos, apariencia para contrastarse con su ídolo de entonces, James Dean.
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Siempre fue un entusiasta de las motocicletas. A mediados de los 60, cuando su éxito era trascendente, compró una Triumph T100 modelo 1964, moto que alcanzaba una velocidad máxima de 100 kilómetros por hora y que pasó a conformar su principal medio de transporte. La historia confronta teorías con un accidente de 1966. Junto a su esposa, Sara Lowndes, sufrió un percance en la moto que lo mantuvo afuera del mapa cultural por varios años. La caída le provocó serias heridas. También condujo un Ford Mustang convertible de 1966. Una leyenda narra la existencia de un Mustang de 1965 instalado en la sala de proyecciones de su mansión en Malibú.
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Bob Dylan y los autos en su obra
En un precipitado repaso por sus canciones, se subrayó una crítica social asociada a la industria automotriz que incluye a la Argentina. En Union Sundown (1986) recrimina la producción de un vehículo típicamente norteamericano: «El auto que conduzco es un Chevrolet, pero fabricado en Argentina por un chico por 30 centavos al día».
El motor se vuelca de manera transversal a toda su propuesta discográfica. Autos, rutas, ruedas, velocidad, vértigo, Dylan vertió conceptos de estirpe automovilística en muchos de sus temas. «Las ruedas están ardiendo» (This Wheel’s On Fire) de 1968 traduce el espíritu salvaje y juvenil de aquellos años. En la canción Summer Days de 2001, después de nombrar a un Cadillac, asume el desgaste del tiempo y dice «estoy corto de gas, mi motor se va a detener». En el mismo álbum Love and Theft, en el tema High Water aparece un Mustang y hace referencia a su sed de velocidad, vértigo y sexo.
Bob Dylan recurrió a las motos y los autos para vestir de metáforas sus creaciones. En la portada del disco Highway 61 revisited de 1965 dejó entrever la figura intrépida de la Triumph, una moto que amó y que casi le arrebata la vida.
Fuente: Infobae.com
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