El día en que Schumacher dejó pasar a Irvine
Michael Schumacher es el piloto más exitoso de la Fórmula 1; sin embargo, hubo una ocasión en la que cedió ante las órdenes de equipo para que su coequipero en turno luchara por el título.
Esto ocurrió durante la primera visita de la Máxima Categoría al autódromo de Sepang, sede del Gran Premio de Malasia, el 17 de octubre de 1999, cuando era la penúltima cita del calendario y que junto con Suzuka, Japón, una de las dos fechas que se disputaban en Asia, continente que en 2016 alberga siete de 21 carreras.
EL REGRESO DE SCHUMACHER
El alemán llegó a las últimas dos pruebas de ese año sin posibilidad de luchar por la corona, algo que ocurrió en ocho de sus 18 temporadas de tiempo completo. ¿La razón? Un accidente aparatoso en Silvestone, Inglaterra, tres meses antes, que lo dejó con su pierna derecha fracturada. Apenas en la primera vuelta, su Ferrari tuvo una falla en los frenos de su auto e impactó, a más de 300 km/h, en la barrera de llantas de la curva Stowe.
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Mika Salo fue su sustituto para las siguientes seis fechas, pero la escudería de Maranello optó por apoyar al otro titular, Eddie Irvine, para que peleara por el campeonato contra la gente de McLaren, Mika Häkkinen y David Coulthard, así como Heinz-Harald Frentzen con Jordan.
El irlandés, “famoso” por recibir un golpe de Ayrton Senna en Japón 1993, había ganado la primera cita del año, Melbourne, así como en el A1 Ring (hoy Red Bull Ring) de Austria y Hockenheim, Alemania, pero tras el Gran Premio de Europa, en el que la lluvia dio una sacudida a los resultados, llegaba dos puntos detrás de Hakkinen.
LA PRIMERA VISITA A SEPANG
Llegó Sepang, considerada como una de las primeras pistas “modernas” de la F1, gracias a la calidad de las instalaciones y las características del trazado: dos rectas casi idénticas, múltiples curvas rápidas y lentas, y velocidades de más de 300 km/h. El único contratiempo era la temperatura, ya que al desarrollarse en la primavera del Hemisferio Sur, la superficie pasaba sin problemas de los 45°C.
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En este contexto Schumacher, “El Mejor Piloto del Mundo” en ese momento, volvió a la actividad tras recuperarse satisfactoriamente de su lesión. Sin escatimar en alcanzar los límites, no tuvo problemas para clasificar en la pole position, con una ventaja de 0.947 s. sobre Irvine, y de más de un segundo ante los McLaren.
El dominio continuó en la largada, en la que el germano se escapó del resto, estableciendo una diferencia de más de 3 segundos en dos vueltas sobre el irlandés, pero las órdenes de equipo comenzaron a surtir efecto. En minutos, “Schumi” le regaló el liderato y se dedicó a contener a las “flechas plateadas”; aunque no pudo con Coulthard, el escocés abandonaría más tarde por fallas en el motor y la bomba de combustible.
Así surgió el juego de estrategias, en el que Irvine y Häkkinen, quien manejó mejor el desgaste de neumáticos, hicieron dos detenciones, pero la última del finlandés llegó en las últimas vueltas porque no llenaron el tanque para ganar tiempo en pista, sin éxito, por lo que cayó a la cuarta ubicación. Al final superó al Stewart de Johnny Herbert, ganador en Nurbürgring tres semanas antes, para ser tercero.
Al frente, un Schumacher que solo ingresó a boxes en una oportunidad retomó el liderato, solo para devolvérselo a Irvine con cuatro giros restantes.
LA DESCALIFICACIÓN Y DESENLACE
Todo era felicidad en Ferrari, ya que Irvine retomaría el liderato sobre Hakkinen por cuatro puntos y la Scuderia sería primera en el Campeonato de Constructores, hasta que los comisarios descalificaron a ambos pilotos por tener irregularidades en los deflectores laterales del monoplaza F399, los cuales medían 10 milímetros más de lo permitido.
Pero después de recurrir a las instancias legales, una semana después, el Tribunal de Apelaciones de la FIA rectificó su decisión, por lo que se restituyó el resultado original, el cual sería la cuarta y última vez que Irvine subiría a la parte más alta del pódium.
Eventualmente, Häkkinen ganaría en Japón con Schumacher segundo e Irvine tercero, por lo que el de McLaren logró el bicampeonato por dos puntos de diferencia; en teoría, pudo repetirse la misma escena que en Sepang, pero aún con ese resultado, el finés saldría beneficiado en el criterio de desempate al sumar cinco triunfos.
Irvine, quien terminó por delante de su compañero de equipo en solo 16 de 59 competencias en sus cuatro años juntos, dejó Ferrari para correr, durante los siguientes tres años, con Jaguar, con el que obtuvo dos pódiums más, aunque puede presumir, además de hacer que Senna perdiera los estribos en 1993, que el mismísimo Schumacher alguna vez lo favoreció para la causa de su escuadra, aunque solo sirviera para adjudicarse el Título de Constructores.
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Las órdenes de equipo reaparecieron a favor del teutón en muchas ocasiones, siendo la más recordada la de Austria en 2002, cuando Rubens Barrichello lo dejó pasar por la primera posición en los últimos metros de recorrido.
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